jueves, 24 de julio de 2014

Dirigentes de IU de Madrid rechazan el modelo de convergencia que propone Alberto Garzón

Dirigentes de IU de Madrid rechazan el modelo de convergencia que propone Alberto Garzón

  • Un grupo integrado por los portavoces municipal y autonómico, cargos regionales y locales y coordinadores de asambleas defienden en un manifiesto las siglas de la coalición y su proyecto político
  • Parte del colectivo recaba apoyos en Internet para influir en el proceso de confluencia con otros partidos
  • "Parece que vamos como pollos sin cabeza desde las europeas", denuncia uno de los promotores del texto

El proceso iniciado en IU para crear una alianza con otras fuerzas políticas y sociales cuenta con detractores dentro de la propia formación. Un grupo de dirigentes de la federación de Madrid ha hecho público un manifiesto en el que se muestra a favor de la confluencia, aunque son muy críticos con los planteamientos públicos realizados por quien ha recibido el encargo de desarrollar el proceso: Alberto Garzón.
Entre los firmantes están los portavoces municipal y autonómico, Ángel Pérez y Gregorio Gordo respectivamente, integrados en la corriente crítica SomosIU, y otros cargos regionales y locales, coordinadores de asambleas y militantes. La dirección regional ha preferido no comentar el documento.
El manifiesto, " IU, un proyecto de largo recorrido", arremete contra quienes "en ciertos ámbitos de la organización se proclama la necesidad de 'avanzar hacia la convergencia con Podemos, renunciando si fuera necesario a las siglas IU" y contra quienes defienden que "las ideas son más importantes que las siglas". Ambos mensajes, más o menos textuales, han sido repetidos en múltiples ocasiones por el diputado malagueño, como en la entrevista que eldiario.es publicó en su revista Cuadernos.
En dicha entrevista, Garzón planteó también que "si una de las formas para constituir un frente popular supone ir a unas elecciones con otro nombre, pero representando las mismas ideas, no tengo ningún problema y creo que podría ser positivo".
En contraposición a esta postura, el manifiesto defiende que dicha convergencia "dependerá en buena medida de que Izquierda Unida sea cada día más fuerte". "Somos muchas las personas de IU que creemos en la vigencia de su proyecto político", asegura además el documento, que arranca rememorando la fundación de Izquierda Unida en 1986 tras el referéndum de la OTAN.
El manifiesto busca recabar apoyos entre los militantes y simpatizantes de IU para ganar fuerza e influir en el proceso de convergencia. Ponen de ejemplo "la propia candidatura de la Izquierda Plural a las elecciones europeas constituida por 12 organizaciones políticas". El texto recuerda que dicha candidatura logró triplicar el número de votos y de diputados, aunque reconoce que "no pudo capitalizar mejor el hartazgo de la inmensa mayoría de la sociedad".
Garzón, la persona adecuada
Uno de los promotores del manifiesto, que prefiere mantenerse de momento en el anonimato, asegura sin embargo que este no se dirige específicamente contra ningún "compañero". "Creemos que Garzón es la persona adecuada" para dirigir el proceso de convergencia, asegura a eldiario.es. Sin embargo, añade, "tendrá que ir a ese proceso en base a la hoja de ruta que decida la organización, no una secretaría".
Garzón ha sido elegido por los órganos de dirección de IU para construir un nuevo bloque político y social, aunque su ascenso no ha estado exento de críticas. Además, se ha producido dentro de un contexto de renovación de la Ejecutiva Federal, donde hasta ahora estaban representadas todas las familias, corrientes y partidos que constituyen IU.
"Nosotros queremos influir, no ir contra Alberto ni Cayo [Lara], pero pensamos que hay una serie de elementos que hay que mantener", asegura uno de los promotores del texto. "Parece que vamos como pollos sin cabeza desde las europeas", zanja.
Además de Ángel Pérez y Gregorio Gordo, ambos excoordinadores regionales de IUCM, apoyan el manifiesto la vicealcaldesa de Fuenlabrada, Teresa Fernández, diputadas regionales como Libertad Martínez y Pepa Amat, o los coordinadores locales de Alcalá de Henares y Coslada.
Según sus propias cuentas, su postura la defiende "casi un 80% de la militancia de IUCM". Esta misma fuente asegura que el grupo "es muy transversal" con gente "que proviene de lo que era la mayoría y el 49%".
"Congregaciones marianas"
Pérez también forma parte de la corriente SomosIU, que recientemente arremetió contra Cayo Lara, a quien culpó de los resultados de las europeas. Este grupo también ha suscrito el manifiesto y lo ha publicado en su propio blog, aunque con algunos cambios que hacen el texto más agresivo. En un añadido que no recoge el documento original, SomosIU asegura que "la democracia no es compatible con aventuras populistas que niegan las fuerzas políticas actuales, como si las que aspiran legítimamente a relevarlas fueran congregaciones marianas".
Jesús Sáiz, portavoz de IU en Parla y de SomosIU, ha asegurado a eldiario.es que "Garzón es un compañero que defiende sus opiniones" y que estas "hay que ponerlas en el común de la organización" para "conseguir un consenso básico dentro de IU a la hora de construir un proceso de convergencia".
Sáiz, que forma parte de la Ejecutiva de IUCM como coordinador del Área de Economía y Empelo, ha afirmado que se trata de "un documento surgido de la reflexión de dirigentes y militantes de IU de Madrid". "Izquierda Unida es una pieza fundamental del cambio y no puede estar sujeta a improvisaciones", ha defendido Sáiz.
El portavoz de la plataforma ha recordado que IU "tiene en su ADN la convergencia" y ha puesto de ejemplo las últimas elecciones europeas "en las que IU conformó una lista junto a otros 12 partidos". "Nadie le puede dar lecciones de convergencia a esta organización", ha afirmado. Sáiz ha defendido la necesidad de "un programa político y no solo una marea de siglas" para afrontar las próximas elecciones municipales, autonómicas y generales.

viernes, 18 de julio de 2014

DECLARACIÓN

Izquierda Unida, un proyecto de largo recorrido 


Cuando después del referéndum del 12 de marzo de 1986 para decidir la entrada de España en la OTAN, la Plataforma Cívica aprueba una declaración política en la que se afirma que  “…resulta imprescindible responder a esa profunda demanda social de cambio. Hace falta estructurar el impulso renovador existente en nuestra sociedad, dotándole de coherencia y de amplios apoyos sociales. Se trata de estimular, a partir de la sociedad civil, una agregación de fuerzas sociales y políticas capaces de definir una alternativa desde la cual pueda vencerse el cúmulo de residuos conservadores y de intereses corporativos en cuya órbita se mueve el gobierno actual. Todo ello en el marco de un amplio proceso en donde se articulen fuerzas sociales, políticas y culturales hoy dispersas para la puesta en práctica de un proyecto de transformación de la sociedad española”, se estaba anunciando el nacimiento de Izquierda Unida. Nada se dejaba a la improvisación. Se aprobó una declaración política de nueve páginas, a la que siguió el documento del Acuerdo Político para, finalmente, el 27 de abril de 1986 constituir Izquierda Unida como fuerza política alternativa. El 22 de junio tuvieron lugar las elecciones legislativas. Justo un año antes, la Conferencia Nacional del PCE, aprobó un documento político que sentaba las bases de la   convergencia social y política en España.

Recientemente, y de manera singular, tras las elecciones europeas del 25 de mayo de 2014, en las que IU multiplicó por tres su número de votos y escaños -si bien no pudo capitalizar mejor el hartazgo de la inmensa mayoría de la sociedad española contra las políticas de austeridad-, en ciertos ámbitos de la organización se proclama la necesidad de “avanzar hacia la convergencia con Podemos, renunciando si fuera necesario a las siglas IU”. Defienden, que “las ideas son más importantes que las siglas” y no dudan en vincular el futuro de IU al desenlace de esta operación.

Quienes suscribimos esta declaración, creemos que las políticas para ensanchar el territorio de la izquierda transformadora, la necesidad de impulsar respuestas políticas y electorales amplias y unitarias, en definitiva, la voluntad de construir proyectos de convergencia son consustanciales a la naturaleza histórica y política de Izquierda Unida. La propia candidatura de la Izquierda Plural a las elecciones europeas constituida por 12 organizaciones políticas y apoyada por impulsores de las mareas ciudadanas, sindicalistas comprometidos y referentes sociales, es un ejemplo de lo que afirmamos. Somos conscientes de que movimientos como “Podemos”, que ha logrado un excelente resultado electoral el 25 de mayo, han de ser parte esencial de este diálogo político para una nueva confluencia social y electoral; se trata, sin embargo, de evitar iniciativas convulsas y no exentas de improvisación, que elevan retóricamente la mirada hacia un escenario imaginario, y se alejan de la realidad cultural, política y organizativa de IU, de su afiliación y militancia.

Somos muchas las personas de IU que creemos en la vigencia de su proyecto político. Un proyecto de largo recorrido, cuya existencia  no puede ni debe someterse a exámenes de temporada. No compartimos la impugnación estructural del sistema de partidos que distintas ‘voces alternativas’ y medios de comunicación -algunos de acusado perfil conservador-, han activado. Y ello ha de ser compatible con la inaplazable necesidad de cambios en la renovación de la propuesta política, en el funcionamiento interno de los partidos, en su relación con la sociedad y con cuanto en ella se mueve, en la participación democrática de la afiliación.

Estamos orgullosas y orgullosos del carácter democrático y plural de IU. Sabemos que respetar la pluralidad es sinónimo de respetar la democracia. Creemos en un proyecto colectivo, sensible a la opinión de la afiliación y de los sectores sociales a los que representamos, fuertemente comprometido con métodos democráticos de dirección colectiva, empeñados en la defensa de los derechos de las trabajadoras y trabajadores y de la mayoría social, y conscientes de que toda la militancia de IU está llamada  a protagonizar el nuevo tiempo político

Izquierda Unida tiene que atenerse a su propia agenda. Debe tomar buena nota de la evolución social y política del país, de las grandes tendencias y demandas de la sociedad española. Debe ajustar permanentemente su discurso político, y hacer más permeable y abierta la actividad de su afiliación y la complicidad de la sociedad civil. Pero su organización, su estrategia, su proyecto y sus siglas son referencias esenciales para el diálogo social y político. Es más, estamos persuadidos de que la convergencia de ideas y programas para hacer más visible e influyente a la izquierda transformadora, dependerá en buena medida de que Izquierda Unida sea cada día más fuerte y esté explícitamente comprometida con la movilización social y la iniciativa política e institucional.